La depravada by Olga Karsen

La depravada by Olga Karsen

autor:Olga Karsen [Karsen, Olga]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 1985-01-01T05:00:00+00:00


12

¡ULTRAJE al pudor público!

En el fondo era eso, y de pronto tuve miedo.

¿Y si me detenían?

Incorporándome bruscamente, divisé las gorras de dos agentes que corrían hacia nuestro grupo. Pero por suerte los espectadores, engolosinados por mi exhibición, me defendían oponiendo la fuerza de la inercia al avance de los representantes de la autoridad.

Era lo único que necesitaba para poder huir. No tuve que reflexionar demasiado. En mi avance, me sentí arrastrada por brazos vigorosos, mientras me murmuraban:

—¡No tenga miedo, señorita, deje que la guiemos, vamos a sacarla de aquí sin peligro!

Y me encontré fuera, en la acera, sana y salva.

Estaba entre dos jóvenes que me llevaban a toda prisa.

Les miré dudando: ¿policías o gigolós? Adivinaron mi sospecha y, deteniéndose bajo una farola, me pusieron ante los ojos sus carnets de estudiantes.

Di gracias al cielo por haber caído en buenas manos y les miré con mayor atención.

Uno moreno, otro rubio, nada mal, lo aseguro, jovencitos, de unos veinte años…, muy bien formados…, muy amables también, pues me preguntan, exhibiendo una seguridad que no pretende sino ocultar su timidez:

—¿Dónde te llevamos, hermosura?

—¡Yo me quedo con vosotros! —respondo, felicísima por la milagrosa ganga.

—¡Ah! —replican sin gran vergüenza—, no tenemos dinero… Perderías tu noche con nosotros… Así que dinos dónde quieres que te llevemos.

Yo di saltos de alegría.

—Pero si me importa un bledo vuestro dinero, pequeños… Me importa un bledo mi noche… Si queréis, me quedo con vosotros…, ¡y no os arrepentiréis!

Los atraigo contra mí, muy cerca.

A través de las ropas, siento como responden ya al contacto de mis muslos.

He aquí a los dos machos que busco desde hace tiempo. ¡Pero no los quiero por separado!

Veamos. ¿Cómo arreglármelas para que sepan que los quiero juntos?… ¡En la cama de la adorable Maryse!

Ésta, en efecto, me ha dicho al irse:

—¡Una cama de dos metros de ancho, preciosa! Tus dos tíos podrán follarte a tus anchas…

Y me ha pasado la llave de su habitación, en la calle Blanche.

Pues bien, ya he encontrado a mis dos pollos. Pero ¿qué ocurre?… Parecen dudar…

—Qué, pequeños, ¿no soy vuestro tipo?… —pregunto.

—¡Oh, sí!… ¡Y de qué manera! —protestan fogosamente.

—Además, soy muy viciosa… ¡Me encanta menearla y chuparla, y me gusta que me follen tanto por delante como por detrás! Y por lo que noto aquí, en vuestros pantalones, siento que podréis satisfacerme de todas las maneras, ¡y más de una vez!

—¡Precisamente de eso se trata! Oh, Pierre, díselo…

—No, Paul —responde éste—, quedó claro que serías tú quien lo dirías…

¡Ah! ¡Ah! ¿Qué secreto hay entre los amables Pierre y Paul?

Insisto en saberlo y, para animarles, doy masaje a sus hermosos príapos a través de la tela de los pantalones.

Por fin, el que se llama Paul se decide…, no sin andarse un poco por las ramas.

—Es que… No vaya a enfadarse… Es que quisiéramos…, quisiéramos…

—¿Quisierais qué?

—Pues…

—¡Venga, Paul, habla!

—Lo entenderá…

—¡No pido otra cosa!

—Fuimos juntos al internado… En el dormitorio, nuestras camas se tocaban… Cada noche, antes de dormirnos, hablábamos de mujeres…, éramos aún vírgenes entonces…

—Hasta ahora, no hay nada difícil de entender —digo sonriendo.

—Espere…



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.